JUJUYENDEPORTES.COM. El fútbol argentino sangra y todos los días un poco más. Mientras la AFA suspendió rápidamente al árbitro Nicolás Lamolina por haber expulsado al hijo de Claudio “Chiqui” Tapia en el duelo entre Barracas Central y Boca Juniors, el escándalo que protagonizó Lucas Comesaña en Jujuy, con Gimnasia como víctima, fue resuelto en favor del equipo amigo del poder.
La diferencia salta a la vista y deja en evidencia la doble vara con la que se manejan los hilos del ascenso. Si el error perjudica a Barracas Central, club de la familia Tapia, el árbitro es sancionado sin miramientos. Pero cuando el daño recae sobre un equipo sin vínculos con el poder, como Gimnasia y Esgrima de Jujuy, el resultado termina siendo un fallo por escritorio en contra y sin sanción alguna para el responsable. Es más, un beneficio directo a Deportivo Madryn, club afín del hoy mandamás de la entidad madre del fútbol argentino.
En menos de 48 horas, la AFA decidió que Lamolina no dirigirá la próxima fecha del Torneo de la Liga Profesional. ¿El motivo? La expulsión de Iván Tapia, hijo del presidente de la AFA, por doble amarilla tras un cruce con Leandro Paredes durante el partido entre Barracas y Boca.
La decisión fue tomada por Federico Beligoy, director nacional de arbitraje, quien resolvió otorgarle “descanso” al juez por su actuación. Un accionar rápido y contundente cuando el afectado está cerca del poder.
En contraposición, el árbitro Lucas Comesaña, que suspendió el encuentro entre Gimnasia de Jujuy y Deportivo Madryn por supuestas amenazas y omitió un penal clarísimo a favor del Lobo, no solo no fue sancionado, sino que el Tribunal de Disciplina terminó fallando en contra del equipo jujeño, dándole la victoria 3-0 por escritorio al club patagónico.
Cabe recordar que el presidente de Deportivo Madryn, Ricardo Sastre, es hermano del intendente de la ciudad y ambos amigos personales de Tapia, tanto en el plano político como futbolístico.
Mientras en Buenos Aires se castiga a los árbitros que “tocan” a los aliados del presidente, en el interior los clubes siguen pagando los costos de un sistema desigual. Gimnasia no solo perdió la chance de competir en igualdad de condiciones, sino que vio cómo su trabajo de toda una temporada se borró por decisión de escritorio.
El contraste es brutal y deja una pregunta flotando: ¿qué hubiese pasado si Comesaña perjudicaba a Barracas Central en lugar de Gimnasia?






